Cuando veas como se consume el humo de tu cigarro, acuérdate
de mi. Yo estaré bajo una espesa niebla. Bonita casualidad, ¿no crees?
Quién sabe lo que del tiempo nos espera o lo que prepara para
nosotros, o para ti, o para mí. Quiero que me imagines, como me lleno con ese
humo, con ese polvo. Tu polvo.
Cuando la aguja del reloj del tiempo se pare búscame, te
estaré esperando a la barra de cualquier bar de carretera viendo todos esos
cigarros y preguntándome si aún sigue encendido el tuyo, o si quizás decidiste
apagarlo el día que me marché.
Si vienes, si me encuentras, no hables. No hablemos. No
quiero edades, ni medidas, ni lugares sólo quiero ver como esas manos recorren
mi cuerpo...y tú también.
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